OPINIÓN

Sin marihuana no hay país

Juan E. Pardinas EN REFORMA

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Nuestra cultura gastronómica está bendecida por el maíz. Si en verdad somos lo que comemos, el mexicano está hecho de este grano autóctono que nos acompaña en las tres comidas. En una sociedad marcada por abismales diferencias de ingreso, la tortilla es protagonista en las mesas de ricos y pobres. Este rasgo de nuestra identidad nacional choca con dos datos duros e incómodos: vivimos en un país con 120 millones de personas que en promedio necesitan de 2000 calorías diarias para sobrevivir. Si no existiera el comercio internacional, el campo mexicano tendría que producir proteínas, carbohidratos y vegetales para completar los 240 mil millones de calorías que consumimos al día. Si México cerrara sus fronteras a la importación de alimentos, la consecuencia inmediata sería la escasez, el aumento de precios y hambrunas regionales.